TeamLab bordeless: un museo digital sin fronteras que fusiona tecnología y arte a gran escala
Este museo de arte digital e inmersivo, que acaba de abrir sus puertas en Tokio, ofrece múltiples espacios tridimensionales en 10.000 m2, utilizando 520 ordenadores y 470 proyectores de Epson y Panasonic.
Los amantes del arte y la tecnología cuentan con un espectacular museo de arte digital –denominado teamLab bordeless, un mundo sin fronteras-, ubicado en Palette Town de Odaiba, un islote artificial en la bahía de Tokio en el que se encuentra Mori Building, empresa inmobiliaria colaboradora de este proyecto diseñado y creado por teamLab, grupo creativo interdisciplinar que utiliza innovadoras tecnologías digitales para expresar el arte.
En concreto, Mori Building Digital Art Museum teamLab Borderless es un museo de arte digital a gran escala (nada menos que 10.000 m2 de superficie), en el que grupos de obras de arte crean un mundo sin fronteras en espacios tridimensionales, en los que las obras se despliegan y ‘salen’ de las habitaciones libremente y se ‘deslizan’ por los pasillos; forman conexiones e interactúan con las personas; se comunican con otras obras y a veces se entremezclan.
Los visitantes pueden crear nuevas experiencias interactivas, sumergirse en el arte digital de un espacio a otro y explorar este mundo con su cuerpo, para lo cual los ‘ultra-tecnólogos’ japoneses utilizan 520 ordenadores y 470 proyectores de alta luminosidad y rendimiento de fabricantes japoneses de la talla de Epson y Panasonic.
En la retaguardia, un número similar de artistas digitales, creativos, ingenieros, programadores, matemáticos, expertos en robótica, y un largo etcétera trabajan para que nada falle en este museo, que quiere ser uno de los grandes atractivos de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Este vasto complejo tridimensional cuenta con más de cuarenta instalaciones digitales e interactivas para crear un mundo digital de arte y entretenimiento pionero en el mundo, bajo el concepto de derribar los límites entre “un arte y otro; entre arte y visitantes; entre uno mismo y los otros”, de manera los visitantes puedan fundirse en el arte y formar parte de él, con instalaciones que se transforman según la presencia del público, estableciendo una nueva relación que trasciende los límites entre las personas y el mundo.
Así lo asegura Toshiyuki Inoko, cofundador de teamLab: “hemos creado un universo sin fronteras, compuesto por obras de arte que se desplazan por sí solas, se comunican entre ellas y a veces se mezclan con otras. Me gustaría que este espacio fuese un lugar donde se pueda recordar que en nuestro mundo las fronteras no existen.
Además y dado que las instalaciones de este singular museo son digitales, teamLab puede adaptarlas continuamente para agregar nuevas características, como cambios estacionales o paisajes completamente diferentes.
“Las obras no son ni animaciones pregrabadas, ni imágenes en bucle, sino que están realizadas en tiempo real. El hecho de que el universo se transforme con la presencia del otro es muy importante para nosotros. Formo parte de la obra, al igual que los visitantes”, recalca Inoko.
En este trabajo hay dos temáticas recurrentes: la naturaleza y la comunicación/interacción, con creaciones digitales que abarcan desde un campo de arroz, con vainas por las que se puede caminar y un escenario que cambia con las estaciones, hasta paredes con flores digitales que se mueven o caen cuando se las toca o una impresionante cascada que cae por una pared e inunda el espacio.
Para sus creadores, “se trata de unir el arte y el espectador; no hay un solo punto de vista. En este museo la persona se convierte en el centro y la obra de arte cambia contigo, todo se crea desde su perspectiva”.
Por si esto no fuera suficiente, las obras de arte digitales no siempre se quedan en un lugar, no son fijas de un espacio, hasta el punto de que unos peces digitales pueden nadar y transformar la siguiente sala, mientras que unos cuervos pueden ahuyentar a algunos visitantes,… las posibilidades creativas son infinitas, ya que nada se reproduce en bucle, como aseguran desde teamLab.
Otra instalación es una sala de espejo interactiva, con bombillas que se iluminan y cambian de color cuando un visitante se acerca, o situarse en medio de esta sala para disfrutar de una experiencia totalmente inmersiva que supera las Infinity Rooms de Yayoi Kusama.
Para los más pequeños se ha creado un ‘bosque dinámico’ con múltiples actividades que requieren desde dar saltos, trepar o abrirse camino a través de las creaciones de arte que se transforman durante todo el proceso, e incluso dibujar el animal preferido y, posteriormente escanearlo para que comience a interactuar con el pequeño a lo largo de las paredes. Un espacio en el que todos son artistas.
Si se opta por una experiencia más tranquila, la denominada ‘casa de té’, inspirada en la ceremonia japonesa, no sólo se queda en tomar una taza de té o matcha, sino que cada taza se entrega con una proyección digital de flores hasta que se mueve o se bebe.
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