Le couvent de Santa Clara recrée le dîner de Noel dans un espace « poétique et sensoriel »
‘Gastro-poema de Navidad’ es un espectáculo audiovisual donde los elementos sonoros, los olores y la proyección sobre la propia mesa son los pilares de un viaje que busca convertir una comida navideña en un relato onírico y fantástico.
El Espacio Santa Clara acoge hasta el 3 de enero el espectáculo Gastro-poema de Navidad, un proyecto sensorial que emplea diferentes técnicas audiovisuales para construir una realidad virtual y paralela en torno a la Navidad.
Esta iniciativa sensorial se está llevando a cabo en el Refectorio bajo del antiguo Monasterio de Santa Clara y ha sido realizada por la compañía La Imperdible, responsable de otros proyectos audiovisuales en espacios patrimoniales de Sevilla, comment Los Niños de Murillo (un montaje de imágenes y danza que se realizó sobre la Torre de Don Fadrique para el centenario del maestro).
A diferencia de otros trabajos que ha puesto en marcha esta empresa, esta se centra en un formato pequeño donde el espectador adquiere un mayor protagonismo. Pensado para el público familiar y de acceso gratuito, el montaje ha sido impulsado por el Conseil municipal de Séville, a través del ICAS (Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla), dentro de su programación navideña Alumbra 2019.
En una mesa dispuesta con todos los elementos propios de una cena se recrea una comida de Navidad, “algo diferente”. Algunos personajes, como espíritus traviesos, introducen a los asistentes en un mundo onírico recreado con la iconografía propia de estas fechas, que se mezcla con otras imágenes y elementos que aportan una visión mágica y poética, de una mesa cuyos platos, vasos y cubiertos respiran, hablan y muestran viandas virtuales e ilusiones gastronómicas dirigidas a los sentidos.
Según José María Roca, director del proyecto, la idea era “convertir un hecho cotidiano como la comida, aunque en la Navidad no lo sea tanto, en algo extraordinario y sugerente”.
Cada función está preparada para sentar a 64 espectadores en ocho mesas que contemplan sobre su plato obras alusivas a la Navidad. Mientras que se produce este original almuerzo, suenan piezas de Mozart, vals tradicionales de Año Nuevo y algunas melodías más abstractas.
“Es un trabajo de sensaciones, divertido y poético, que devuelve al Refectorio del convento a su función original, la de ser el espacio para el almuerzo, ya que allí era donde comían las monjas clarisas, aunque en esta ocasión no hablamos del alimento físico sino de uno para el espíritu”, explica Roca.
La compañía asegura haber disfrutado con este innovador proyecto porque la cercanía que el espectador tiene con las imágenes, la distancia entre el ojo y la mesa, les ha obligado a buscar un trazo más fino: “El público se siente más protagonista porque es en su propio plato donde transcurre una acción que no se diluye como sucede en los montajes de gran formato”, concluye Roca.
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